Un pasado tragico.

Han pasado casi diez años desde que mis padres murieron, ha sido un tiempo muy largo, he estado solo por todos esos años, cambiando de casa, de un lugar a otro sin que nadie quiera recibirme o cuidarme como ellos lo hicieron, a pesar de que tuve una infancia feliz con mis verdaderos padres, después todo sé cayo abajo. Me fue muy difícil aceptar el hecho de que ya no iba a poder verlos. El día del funeral fue muy duro verlos por última vez, después vino el entierro donde fue una mezcla de sentimientos de impotencia, amargura, tristeza y mucha, pero mucha soledad.

Recuerdo muy bien ese día, el cielo amaneció nublado, el día era gris, y la tristeza empezaba a esparcirse por todos los lugares que me rodeaban y contagiaba a todo lo que tocaba, incluyendo a las personas. En la ceremonia del entierro empezó a chispear, las gruesas gotas de agua empezaban a caer confundiéndose con las lágrimas de los demás, con mis lágrimas; ese día llore como nunca lo había hecho en mi vida y pude sentir el peor dolor que puede haber ; el entierro fue rápido por causa de la lluvia, la gente que asistió se empezó a retirar, al verlos sentí su mirada de compasión y de lastima, pero nadie hizo nada para consolarme o ayudarme, detesto cuando nadie te da la mano en los momentos mas difíciles.

Cuando por fin nos fuimos sentí que parte de mi se quedo bajo tierra, me sentí vació por dentro. Muchas veces me hice la misa pregunta. Porque Dios no me llevo a mí también con ellos, si tan solo hubiera ido con ellos yo también estaría muerto.

Durante tres días estuve con la trabajadora social de la escuela, ella se quedo conmigo en la casa; aunque ahí estaban todos los familiares de mis padres solo se limitaban a hablarme de vez en cuando y a dirigirme la mirada; durante ese breve periodo ella se hizo cargo de mí, me consoló, me dio ánimos y a pesar del dolor me sentí un poco aliviado con su presencia. Sin embargo ella no era mi madre y no llenaría ese espacio.

Después vino lo peor, me mude a casa de mis tíos paternos a 400 millas de mi casa, ellos fueron ante un juez federal y obtuvieron mi custodia, otra vez volví a sentir ese vacío, lo sentí como una opresión, alejarme de mis pocos amigos y dejar todo atrás, mi vida entera se perdió ese día.

Mis tíos trataron de consolarme comprándome regalos y tratando de satisfacerme, no los acepte, solo les pedí una foto de mis padres, que aun conservo. Ellos se quedaron con todo el dinero, los autos, las propiedades y demás cosas de mis padres y que según por la ley federal pasaron a ser mías, y que según ellos cuando fuera mayor podría disponer de ellas, por lo menos así tendría seguro mi futuro y estudios en una buena universidad.

Al principio todo iba bien hasta que mis primos Maria y Jonh empezaron a sentir celos y trataron de hacerme la vida imposible, al principio me defendí, después mis tíos empezaron a culparme de cosas que no hacia o ellos me levantaban falsos. Así duramos un tiempo, la única manera que encontré fue dejar de hablarles y dejar de expresar mis sentimientos hacia los demás, ya que si así lo hacia no correría el riesgo de volver a sufrir mas.

En esos días entre a una escuela privada a la que iban mis primos, el asistir al mismo colegio que ellos era fastidioso y aparte no me gustaba, no tenia amigos y los que trataba de hacer, María o Jonh me los alejaban, así que aprendí a estar callado y a no tener amistades.

Después entre a una escuela secundaria privada donde manejaban mucho la religión, cosa en la que no creía. Mis detestables primos me siguieron, parecía que me perseguían, así que siempre los ignoraba, en las clases casi no me topaba con ellos solo en la cafetería, a veces en las canchas y muy rara vez en la biblioteca. Por culpa de ellos me metí en varios problemas con los maestros ellos me acusaron de ateo, hereje, blasfemo y muchas cosas, yo solo me quedaba callado y sin mas ni mas recibía un castigo del director.

En ese mismo año entre al equipo de Karate de la escuela, ahí aprendí a tener algo de disciplina y a defenderme, solo unos cuantos sabían que yo estaba ahí, así que siempre que tenia la clase en la tarde ponía de pretexto que iba a la biblioteca a hacer tarea cuando ya la había hecho.

Según el sensei tenia mucho talento y avanzaba rápido, pero todavía tenia ese vació dentro de mi, lo que me hacia frío en las competencias, las medallas y trofeos los regale a la escuela, no me importan, lo que me importa ya no esta en este mundo.

Después en segundo año cuando me gradué de cinta negra, todo mi mundo ya establecido empezó a dar un cambio, mejore mucho en las clases, aparecí en el cuadro de honor y recibí un sinfín de reconocimientos. En cambio mis primos empezaron a faltar mas y mas, empezaron a ir a las fiestas y a llegar demasiado tarde y en estado de ebriedad, mi tío decía que Jonh ya era todo un hombre por el simple hecho de fumar, tomar y tener a todas las mujeres a sus pies, lo cual lo hacia sentir orgulloso, en cambio conmigo solo sentía vergüenza y repulsión.

En cambio María parecía sexo servidora con cualquier hombre que le agradara, en la escuela todos sabían que ella ya había pasado por todo el equipo de fútbol, lo cual sus padres no sabían y pienso que no les interesaría saberlo conociéndolos como son.

El tercer sábado de las vacaciones de verano, mis tíos salieron de viaje ese fin de semana, en la madrugada Jonh llego ebrio golpeando mi puerta y gritando groserías, yo salí a ver que pasaba y al abrir la puerta intento agredirme físicamente así que me hice a un lado y lo ignore, cuando empezó a gritarme maldiciones y vi que saco una navaja de sus bolsillos vi que era en serio, el se acerco y de un rápido movimiento de brazos lo desarme y le rompí el brazo como hueso de pollo.

Después de ese incidente mis tíos me corrieron de la casa y tuve que ir otra vez a una casa del gobierno, varias familias trataron de adoptarme, pero nunca lograba encajar en ellas, casi ninguna soportaba mi presencia, una presencia muy seria, inexpresiva, sombría y fantasmagórica. Una vez leí en un libro que la vida esta llena de personas grises, que entran y salen de nuestras vidas y de las cuales no nos damos cuenta, yo era una de esas o me identificaba como una.

El tercer año de secundaria lo curse en una escuela pública, se nota mucho la calidad del aprendizaje de una escuela pública a la de una privada, en fin esas escuelas a las que iba siempre terminaba expulsado por peleas o broncas con los maestros, lo que me hacían cambiar constantemente de secundaria y así fue como me gradué.

A base de dolor y sufrimiento logre aprender a desconfiar de las personas y a no tratar de establecer una relación con ellos, de ningún tipo. Lo único que podía hacer era estudiar y salir adelante, nunca sentí que nadie me apoyaba, y los que lo hacían eran los empleados del gobierno que solo se encargaban de que terminara mis estudios, aun así nunca volví a saber de mis tíos o de algún otro familiar que se preocupara por mi. Mis abuelos, tíos, primos y cualquier familiar que tenía se olvido de mi existencia por completo. Bueno así como ellos lo hicieron conmigo yo también lo he hecho. Todos somos lo que somos por nuestras acciones que demuestran las intenciones de nuestros corazones.

En preparatoria logre obtener una beca del cien por ciento en estado de Seatle, cercas de mi antiguo hogar, de vez en cuando íbamos a Victoria en Canadá de viaje de investigación o a Vancouver, los estudios me absorbían la mayor parte del tiempo lo que me hacia difícil salir a pasear, lo mismo me fue provocando una seriedad mas profunda y una madurez, que muy poca gente noto, también por eso me enviaron con varios psicólogos para eliminar mi depresión que según ellos yo tenia, bueno tal vez si lo sea, pero no le daba importancia, ya que así me sentía bien y no me afectaba en la escuela, pero si en mi relación con las demás personas.

Ya terminada mi preparatoria decidí estudiar medicina tal y como lo hicieron mis padres, batalle mucho para trasladarme a la misma universidad en la que ellos estudiaron, el examen de admisión fue muy fácil, logre obtener el cuarto lugar, el primero lo obtuvo una muchacha.

La colegiatura que esa escuela me cobraba era de cuarenta mil dólares anuales, lo cuales conseguí demandando a mis tíos, ya que ellos se quedaron con las pertenencias de mis padres, incluyendo terrenos, autos, valores y sus ahorros, al ganar el juicio logre pagar la colegiatura y ya no hubo mas necesidad de estar becado, es mejor darle la oportunidad a alguien que la necesita.

Ya estoy en tercer año de la carrera y he logrado tener unos cuantos amigos, son pocos y contados, pero así me siento seguro y tengo personas que confían en mí. El obtener su amistad fue un proceso muy duro y ellos vinieron a mí, lo que me fue mas duro entablar una amistad. Una vez me cuestionaron el porque mi seriedad absoluta y mi escasa comunicación con las demás personas, solo respondí que así era.

Casi han pasado 10 años desde la muerte de mis padres,  no he vuelto a visitar su tumba desde hace cuatro años; ha sido muy duro vivir con los recuerdos del pasado, ese dolor no ha desaparecido pero poco a poco ha ido ocultándose en lo mas profundo de mis ser; pero creo que lo haré en estas vacaciones de verano, también invitare a mis amigos a los bosques en las montañas y a una barbacoa.



Ken Mc Dowell.